Lilith (Lilith) es un poema prerrafaelita del escritor inglés Dante Gabriel Rossetti, compuesto en 1868 y republicado -con algunas modificaciones- en 1881 bajo el título: Belleza del cuerpo (Body's beauty).
Lilith fue pensada como una composición para acompañar a una de las grandes pinturas de Dante Rossetti y de todo el movimiento prerrafaelita: La sibila palmífera (Sibylla palmifera), obra en la que Alexa Wilding fue importalizada.
Lilith es una celebración a la belleza física, a la voluptuosidad y sensualidad femeninas, pero también es una advertencia -divinamente lujuriosa, por cierto- sobre los peligros de la femineidad, detalle que queda rigurosamente plasmado en la figura serpentina de Lilith, símbolo de la mujer en sus tres estados arquetípicos: la madre, la amante y la devoradora de hombres.
Lilith.
Lilith, Dante Rossetti (1828-1882)
Se cuenta de la primera mujer de Adán, Lilith,
(la hechicera a quien amó antes de recibir el regalo de Eva)
que su lengua engañaba antes que la de la serpiente
y su pelo embrujado fue el oro primigenio.
Inmóvil permanece; joven, mientras el mundo se hace viejo;
y, delicadamente contemplativa de sí misma,
hace que los hombres contemplen la red brillante que teje,
hasta que corazón y cuerpo y vida en ella quedan presos.
La rosa y la amapola son sus flores, pues ¿dónde
podremos encontrar, oh Lilith, aquél a quien no engañen
tus fragancias, tu sutil beso y tus sueños tan dulces?
Ah, en el mismo instante en que ardieron los ojos del joven en los tuyos,
tu embrujo lo penetró, quebró su altivo cuello
y retorció su corazón con uno solo de tus cabellos de oro.
Lilith, Dante Rossetti (1828-1882)
Se cuenta de la primera mujer de Adán, Lilith,
(la hechicera a quien amó antes de recibir el regalo de Eva)
que su lengua engañaba antes que la de la serpiente
y su pelo embrujado fue el oro primigenio.
Inmóvil permanece; joven, mientras el mundo se hace viejo;
y, delicadamente contemplativa de sí misma,
hace que los hombres contemplen la red brillante que teje,
hasta que corazón y cuerpo y vida en ella quedan presos.
La rosa y la amapola son sus flores, pues ¿dónde
podremos encontrar, oh Lilith, aquél a quien no engañen
tus fragancias, tu sutil beso y tus sueños tan dulces?
Ah, en el mismo instante en que ardieron los ojos del joven en los tuyos,
tu embrujo lo penetró, quebró su altivo cuello
y retorció su corazón con uno solo de tus cabellos de oro.